La película que logró el pasado mes de agosto el premio al mejor film de la competencia argentina del BAFICI (Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente) reúne en 74 minutos imágenes seleccionadas sobre cerca de doscientas horas de material filmado. Esta diversidad de contextos mostrada en grabaciones capturadas tanto en vacaciones, reuniones familiares, como en pequeños momentos cotidianos, elevan la imagen en movimiento de unos vídeos caseros a todo un arte. Solnicki nos cuenta en este documental aspectos íntimos de su familia bajo la potente influencia de un pasado que quedó atrás pero que conviene no olvidar.
Papirosen yuxtapone distintos periodos y formatos fílmicos que engloban a cuatro generaciones distintas de una familia judía argentina y muestra los hilos invisibles que la unen, sus juegos de poder, sentimientos y contradicciones. La filmación y edición del documental demoró once años, prácticamente un tercio de la vida de Gastón Solnicki, quien afirma que la co-realizó consigo mismo en distintos momentos de su vida. En ese tiempo cambiaron, aparte de él, los personajes, la manera de filmar y los formatos.