La familia Pérez se traslada desde el campo a Madrid con la esperanza de mejorar su vida. Sin embargo, la ciudad tampoco les ofrecerá una vida fácil. Manuel, el padre, encontrará trabajo en una fundición, pero con un ritmo de trabajo tan acelerado, que le será difícil de seguir. Pepe, el mayor de los hijos, se dedicará a turbios asuntos relacionados con el extraperlo. Manolo, el menor de los hijos, encontrará trabajo como chico de los recados y a Tonia, la hermana, le buscarán trabajo como asistenta.
Nieves Conde aborda en este clásico de nuestro cine aspectos incómodos de la realidad española del momento como la inmigración del campo a la ciudad, el mercado negro, el desempleo, la prostitución femenina, etc., que le causó graves problemas con la censura. El director ofrece un retrato desolador del ambiente social de Madrid, dominado por los estraperlistas y delincuentes, a través de una familia que se desintegra y desmorona al llegar a la ciudad. Con guion del propio Nieves Conde, Natividad Zaro y el escritor Gonzalo Torrente Ballester, la preparación del rodaje fue larga e intensa porque el director quería conseguir el máximo de realismo. Para ello, el equipo recorrió los barrios madrileños de Atocha, Lavapiés, Legazpi y Embajadores, fotografiando los rincones, casas y personas, y compraron el vestuario a las gentes de allí. De esta manera se consiguió acercarse más a la vida real de los personajes de la película, que además de un intenso y duro melodrama, se convierte en una certera crónica del Madrid de los años cincuenta.