Con la llegada del estudiante Basil (Alan Bates) a una isla griega para explotar una mina alquilada, junto con su capataz Zorba (Anthony Quinn) al que hace muy poco ha conocido y que es hombre maduro con larga experiencia vital, se ven enfrentados dos caracteres. El mísero entorno del pueblo está formado por mujeres sometidas a vejatorias condiciones, hombres duros ávidos de sexo y viejas mujeres chismosas. Zorba, un hombre sencillo que asume la vida con alegría y sin complicaciones, anima a su jefe a realizarse, correspondiendo a la hermosa viuda del pueblo, deseada por los hombres, odiada y envidiada por las mujeres, amada por el joven hijo del notable del pueblo al que ignora.
Si alguna película puede representar al cine griego de todos los tiempos, en el plano internacional probablemente sea esta. La visita de un extranjero a la profunda Grecia, sirve para mostrar al pueblo griego más aferrado a sus costumbres, a sus tradiciones, nobles, pero también crueles. Como contrapunto, el personaje de Zorba muestra el aspecto más humano, alegre y despreocupado de la raza latina/mediterránea, que en el fondo es el resultado de cruce de culturas y gentes. El sirtaki que bailan abrazados Basil y Zorba simboliza es necesaria comunión entre civilizaciones, metáfora que está más en vigor que nunca.
Entre otos reconocimientos, el filme obtuvo un Oscar para Lila Kedrova, para la fotografía de Walter Lassally y a la dirección artística.