Los Woodhouse, un matrimonio neoyorquino, se muda al edificio Bramford (Dakota en realidad), situado frente a Central Park, sobre el cual, según un amigo, pesa una maldición. Una vez instalados, se hacen amigos de Minnie y Roman Castevet, unos vecinos que los colman de atenciones. Ante la perspectiva de un buen futuro, los Woodhouse deciden tener un hijo; pero, cuando Rosemary se queda embarazada, lo único que recuerda es haber hecho el amor con una extraña criatura que le ha dejado el cuerpo lleno de marcas. Con el paso del tiempo, Rosemary empieza a sospechar que su embarazo no es normal.
Polanski se introdujo en el mercado estadounidense con este filme de terror, que acabó siendo un icono del género. El clima in crescendo de misterio e inquietud se va apoderando de una atmósfera cada vez más claustrofóbica. La casa real en la que presuntamente sucedía todo, también tenía su historia maldita, y posteriormente (justo un año después del estreno) se llegó a vincular el fatal asesinato de la mujer de Polanski (Sharon Tate) con los acontecimientos narrados en esta película. Mia Farrow estuvo a punto de no rodar este filme por la oposición de su marido, Frank Sinatra, con el cual llegó a romper definitivamente durante el rodaje. El Oscar se lo llevó la secundaria Ruth Gordon por su ambiguo papel.