A finales de los años sesenta, el doctor Malcolm Sayer (Robin Williams), un neurólogo neoyorquino, decide utilizar un medicamento nuevo para tratar a sus pacientes de encefalitis letárgica, enfermedad que priva de las facultades motoras a las personas que la padecen hasta reducirlas a un estado vegetativo. Poco a poco empezará a manifestarse cierta mejoría en los pacientes, especialmente en Leonard Lowe (Robert de Niro).
La película habla de la consideración y el respeto mutuo entre el neurólogo y el paciente. El personaje de Robin Williams es un médico que durante su carrera se ha dedicado a la investigación, elección que tiene mucho que ver con la dificultad que presenta para relacionarse no sólo con pacientes sino también con colegas, tanto a nivel profesional como personal. Cuando llega a la institución, él desea un puesto en su área de experiencia, pero no es posible, y debido a que su situación económica lo obliga, debe aceptar el ofrecimiento para trabajar con pacientes que sufren encefalitis letárgica, enfermedad que se caracteriza por la languidez creciente, apatía y somnolencia, que lleva, finalmente al letargo.
A lo largo de la película, muestra una preocupación obvia por el bienestar y mejora de sus pacientes. A la vez que observamos que indaga sobre la enfermedad y las similitudes que los pacientes tienen entre sí para así hallar una cura que los ayude a salir del estado en el que se encuentran.
Basada en el libro homónimo de Oliver Sacks, obtuvo tres nominaciones a los Oscar: a la mejor película, al mejor actor principal (Robert De Niro), y al mejor guión adaptado.