La abogacía en el cine VI

Alcanzamos una VI edición en la que se procura recoger las buenas y, en cierto modo numerosas, películas en las que la abogacía y sus tareas colaterales protagonizan sus historias. Así, continuaremos disfrutando de excelentes filmes que traten o se acerquen, a mayor o menor distancia, a los abogados y abogadas, a sus quehaceres, a sus vidas y problemas y, también, a temas jurídicos de interés. 

Este año se han escogido tres títulos con muy diferentes puntos de vista: 

Cita Imposible (Antonio Santillán, 1958), un ejemplo del interesante cine negro español de los 50, que tantos buenos títulos dio, especialmente el rodado en Barcelona, como esta poco conocida película rodada con una estupenda fotografía en blanco y negro. Es una película muy poco conocida, muy difícil de ver porque casi no se programa y que merece ser rescatada.

Vida de un estudiante (James Bridges, 1973) en la que nos adentramos en la Universidad de Harvard y seguimos, como el título en español sugiere, las andanzas de los estudiantes de primero de Derecho, sus relaciones entre sí y, especialmente, con un profesor, abogado de gran prestigio y muy exigente con sus alumnos.  

El juez (David Dobkin, 2014). El protagonista es un importante abogado que regresa a su casa familiar y debe defender en juicio a su padre, Robert Duvall, un juez local acusado de homicidio imprudente. Asistiremos a un gran duelo interpretativo entre ambos y seremos testigos tanto de la marcha del procedimiento judicial como de las relaciones familiares. 

Tres buenas películas, muy diferentes entre sí, que nos permiten acercarnos de nuevo al mundo de la abogacía y del derecho desde distintas perspectivas, que nos harán disfrutar del hecho fílmico y su estética y, también, reflexionar, recorriendo un camino que parte desde el mundo expresionista del film noir, pasa por una vuelta a nuestros tiempos estudiantiles y finaliza con las relaciones padre juez e hijo abogado.